jueves, 8 de diciembre de 2011

corregir la vida

He recibido la primera prueba de maquetación de Los Cuadernos del Hafa. No negaré que me ha emocionado pero tampoco que, aún teniendo frente a mí lo que supone el embrión de un sueño, el brusco pixelado amniótico en que se acuna mi literario vástago aún neonato, he sentido un temblor de pereza ante la titánica tarea de enfrentarme de nuevo a todo ese torrente de palabras y sentimientos del que creí haber salido invicto hace ya tiempo. La corrección, o sea.

Amamos, protegemos, acariciamos e intentamos aprehender cada una de las beatíficas sensaciones que nos transmiten las cosas queridas. También, ¿cómo no?, los seres amados. Así supongo que pasaría los 53 años de matrimonio el anciano que, en un pueblo perdido que dejó de serlo hace unos días por obra y gracia del vértigo informativo, decidió, en una mañana turbia de nieblas y de rencores, dar muerte a la que había sido su esposa durante tanto tiempo. Tal vez fue la niebla de los años y no la de los días la que le enredó los sentidos. Tal vez el fogonazo lúcido de un rayo de sol inesperado. El caso es que, supongo, el hombre se encontró un día hastiado de la repetición del cariño, de la reiteración de las palabras amables y los gestos aprendidos, y decidió ponerle fin por emprender jornadas libres del yugo de lo cotidiano, o por corregir las ya vividas.

Tanto tiempo, esfuerzo y, sí, placer, mucho plácido placer, invertido en esa novela que al fin podrá ver la luz vestida con el disfraz que más me agrada porten las palabras: el de libro (de papel, of course). Y ahora me muerde la pesadumbre de enfrentarme de nuevo a esas páginas imperfectas que tanto amé, un día, que sigo amando pero ya se alejan, lentamente, de esas otras páginas que hoy ya me andan deslumbrando los caminos del entendimiento, los azares de la creación. Pereza de volver a lo mismo. Ansia por desbrozar nuevos caminos.
Aún así, no seré yo el asesino de esta obra que tanto me dió y a la que tanto he regalado.

Voy a repasar la corrección, permitid que me ausente.


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